sábado, 7 de mayo de 2016

Experiencia de prácticas

Bueno, pues aquí vuelve Pauliña maestra con sus experiencias de prácticas en magisterio infantil. Han sido unos meses para mi largos, pero muy productivos en general. Me ha pasado absolutamente de todo: han robado en el cole, he tenido mi primera experiencia con niños con NEE, mudanza a un sitio nuevo… pero he salido de ello y parece que va siendo para bien. Lo primero de todo: me ha encantado la manera de corregir de las profes, que hasta me ha ayudado a mi en muchas cosas. De todas las ideas que me han enseñado tanto los niños como las maestras es que "para cada problema una solución" y que "Hemos venido a este mundo a aprender y a ser felices".

¿Qué he aprendido de los canijillos? Pues por un lado me confirman la sospecha de que son novatos, pero no tontos. He aprendido a no arrugarme cuando alguien piense que no puedo o no soy capaz, sino demostrar que no es así simplemente. Y finalmente me han declarado APTA. Mi corazón se va con L., que no llevaba bien la separación de los padres y se dedicaba a pegar a todos (y me dio una alegría inmensa cuando el último día lo comentó tan tranquilo), con la pequeña Y que escribió lo que en su vida con una sonrisa amable y una mirada de tú puedes, con R., al que animé a vencer su miedo a los archivadores (es que se había pillado un dedo hacía unas semanas). Puff, me falta mucho para ser una buena profe, pero me lo pasé bomba disfrazándome de Dulcinea para ellos. Sé que no soy perfecta y dudo mucho que llegue a serlo alguna vez, la profesión tiene momentos muy duros, pero…¡me encantan los niños!



También es divertido ver las cosas desde "el otro lado de la barrera". Recuerdo que cuando yo era pequeña me imponía mucho que me regañaran los maestros o los adultos en general…¡hasta que he tenido que hacerlo yo! Resulta que sí, les tienes que corregir y mostrarte enfadada, pero la mayoría de las veces les estás entendiendo completamente y te estás partiendo de risa. Lo haces porque tienes que enseñarles que para cada acción hay una consecuencia. Y es que para ser buena maestra tienes que ser muy buena actriz para contar cuentos, para enseñar a pensar por si mismos. Para que crezcan y tú crecer con ellos. Ser buen maestro es saber la materia y saber transmitirla del mejor modo con cada uno y eso es una tarea nada fácil y muchas veces nada agradecida.

En los claustros y con los compañeros muchas veces se debatieron dos temas: el de enseñanza pública vs enseñanza privada y el de los deberes. La verdad, con respecto al primero y como he enseñado en los dos, pienso que depende. El niño tiene que ir al sitio en el que la madre y él sean más felices porque ambos tipos de enseñanza tienen ventajas e inconvenientes, como todo en esta vida; ahora bien, si la madre no está feliz  hará infeliz al niño (y a la maestra le darán migrañas, pero es lo de menos) y si el niño no encaja con los compañeros tampoco le hará ningún bien. Por eso… no le deis tantas vueltas a las cosas y escoged el que os guste simple y llanamente.


Y con respecto a los deberes… pues es que puedes llamarlo ir al circo si quieres, pero todo el mundo manda algo de tarea a casa según la programación que tengas para el curso. Depende de los maestros y profesores la cantidad, que para eso hay libertad de cátedra y solemos ser gente amable y sensata. Esos son mis puntos de vista particulares, vaya.

Y con esto y un bizcocho… hasta mañana a las ocho. Besotes de pauliña

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