Muy buenas tardes de domingo perezosas. Me llamo pauliña y quisiera compartiros una experiencia muy bonita que he tenido en mis prácticas. Estoy en un cole de integración, y la verdad que acabo muy, muy cansada porque me levanto a las 6:30, llego a casa y hay que hacer más cosas y además ya los últimos exámenes. Pero el otro día uno de los enanillos estaba totalmente desanimado, quería escaparse e irse a casa afirmó. Yo supe animarle recordándole que se lo había pasado muy bien el día anterior en el cole en la clase de psicomotricidad y al p
oco me estuvo diciendo que quería disfrutar de la clase. Lo cierto es que estas pequeñas cosas a mi en concreto me animan mucho y me motivan. Y también ver que voy ganando experiencia, viendo por ejemplo que cuando pusimos juegos de mesa me di cuenta de que cómo funcionan los grupos y cómo podría intentar organizarlo mejor cuando salte al ruedo.
La verdad que mi tutora es un cielo, me anima mucho y tiene una paciencia de ángel con tanta pregunta. Me ha dicho muy graciosa que no voy a saber todo antes de saltar al ruedo, e incluso todo lo que les corrige a los peques me viene bien a mi. Por ejemplo cuando dice que "al cole venimos a aprender y a ser felices" o insiste tanto en el respeto al trabajo de los demás y en su proceso de aprendizaje. Yo pienso igual que ella, que es que no hay que buscar la perfección (tienen 5 años, por Dios, y como si los adultos hiciéramos todo perfecto) sino la evolución.
Me encanta ver cómo dominan las matemáticas ya a esas edades, cómo cuentan noticias con su propio lenguaje pero tan efectivo como el de los adultos y cómo ya tienen su propio carácter. Es cierto que me falta mucho para aprender, entre otras cosas debo aprender a imponer mis normas no pasando ni una y a hacerme con la clase (sentirme que ya soy maestra en definitiva).
Pero me he decido a estudiar la oposición, dejarme de tanta teoría y lanzarme al ruedo de la vida sin miedo. ¡Pauliña lo puede todo todo todo!
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